La rosa es una de las flores más queridas y abundantes en los jardines. De mil colores, clásicas o antiguas, olorosas, trepadoras o arbustivas…. sería muy difícil, entre tanta variedad, no encontrar alguna que terminara por gustarnos. Buscamos la máxima floración, también la más duradera y para ello disponemos de prácticos consejos, entre ellos la poda tras la floración: trataremos de eliminar las flores marchitas y ovarios fecundados.

Ahora bien, yo os recomiendo que no lo hagáis, al menos, no en todos los casos! Porque los rosales también pueden ser bellos en otoño gracias a sus escaramujos. Además, los frutos de las rosas poseen multitud de beneficios para nuestra salud sin desdeñar su valor estético.

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Rosa canina, el rosal silvestre

Quiero centrarme en el rosal silvestre por su importante contribución a la conservación de la biodiversidad y, consecuentemente, por su utilización en los jardines «silvestres», sin duda mis preferidos. De clima atlántico y mediterráneo, este arbusto, que se encuentra en muchos lugares de Galicia de forma natural, puede llegar a alcanzar una altura de entre uno y tres metros. Su crecimiento es enmarañado e informal. Su hoja es caduca y los tallos son espinosos. De hecho, el nombre de «canina» se debe a la forma de sus espinas, que nos recuerdan al colmillo de un perro. Florece de mayo a julio. Sus flores delicadas, sencillas, blancas y rosadas, dan lugar en el otoño a su valioso fruto.

Aunque sus hojas y raíces también cuentan con interesantes propiedades, el escaramujo es el más popular; empleado tanto en medicina, cosmética o gastronomía. Astringente, calmante, cicatrizante, regenerativo, antioxidante, laxante, anti-inflamatorio, con él es posible tratar la ansiedad, el estrés o la depresión. Funciona como reconstituyente en diferentes convalecencias o como tónico para aliviar la irritación de la piel. De color naranja o rojizo, pueden recolectarse cuando está maduro, en el otoño (preferiblemente en días soleados y secos), aunque, como ya he mencionado anteriormente, es posible valorarlos por su belleza. Si preferimos la primera opción, podemos emplearlos para hacer un rico te o una mermelada, pues una de las características más destacables es su alto contenido en vitamina C.

Finalizamos este post tomándonos una rica infusión de escaramujo, si os apetece podéis seguir nuestros pasos: poned a hervir el agua de una taza. Cuando comience a hervir echad dos cucharaditas de escaramujo ya seco, retirad del fuego, tapamos y dejamos reposar durante 10 minutos. Colamos al estar tibio y, si lo deseamos, endulzamos (ojo, está contraindicado para personas alérgicas o que hayan presentado intolerancia a la familia de las Rosáceas y, por precaución, no se recomienda su toma durante el periodo de embarazo, durante el período de lactancia y  en niños).

Buen provecho, a la vista o al gusto!

 

 

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