Llega un nuevo tema mensual a galicianGarden: el coleccionismo en los jardines. Y puntualizamos, vamos a detenernos en jardines de colección dedicados, fundamentalmente, a un único tipo de planta (aunque también puedan albergar otras). Dejamos los jardines botánicos, con su variedad extensa de especies, para otra ocasión.

En primer lugar es oportuno preguntar:

¿qué diferencia hay entre coleccionar objetos y coleccionar plantas?

El coleccionista de sellos compra o intercambia el objeto que ansía. Y más allá de que su valor económico (el de ese objeto de colección) pueda devaluarse o incrementarse, tal objeto no varía, en sí mismo, substancialmente. Con las plantas no ocurre lo mismo. Éstas, como seres vivos, nacen, crecen y llegan a morir. El coleccionista de plantas compra incluso semillas que (si todo transcurre como es debido) sólo al final dan lugar a las plantas ansiadas de su colección, estableciendo así una relación entre ambos más intensa, si cabe, que en otro tipo de colecciones.

El espacio donde crece la colección

Por otro lado, el espacio que acoge la colección también ha de ser diferente porque el objeto coleccionado, la planta, interactúa con su medio y con los otros seres vivos que lo rodean, modificando su crecimiento, su porte… según las condiciones externas a él. La planta coleccionada también condiciona a su vez el espacio que la acoge. Relacionado con esa zona en la que ella vive, surge también el asunto de las “pretensiones estéticas”. El propietario de la colección puede preocuparse o no de si la disposición de las plantas conforma un espacio armónico, ya que quizás su único interés sea el de sumar ejemplares. Ahora bien, debemos tener en cuenta que si la voluntad del coleccionista de plantas es la de crear un espacio estéticamente armonioso, la combinación casi le obliga a variar y ampliar el objeto principal de su colección.

Su finalidad también es científica, e incluso educativa. Un coleccionista reproduce una especie por el placer de ver cómo se desarrolla, empleando invernaderos, cámaras de cultivo….. Incluso puede llegar a simular las condiciones de su lugar de origen. Un ejemplo es la colección de cactus del catalán Joan Bofill, quien asegura en una entrevista al periódico La Vanguardia: “es fascinante investigar formas de vivir así e intentar encontrar las plantas en el hábitat. Es todo un reto intentar cultivar la planta simulando las condiciones apropiadas”.

En ocasiones, la pasión por coleccionar pasa de unas generaciones a otras, como el caso de la Bambouseraie de Prafrance, una importante colección de bambús, que con el tiempo se ha ido ampliando a otras especies botánicas. Fueron plantadas por Eugène Mazel en 1856  y su familia ha seguido aumentando el número de ejemplares hasta el día de hoy.

Jardines de colección en Galicia

Ya aquí en Galicia, no hay duda -como ya hemos visto en otras ocasiones- que las colecciones de camelia son de las más abundantes en nuestra comunidad. No se trata solamente de los jardines de camelias más relevantes, sino de los innumerables aficionados que dedican su vida al cultivo de este arbusto, sin ir más lejos, los últimos ganadores de la 52 edición del Concurso Internacional de la Camelia, Eusebio López o Manuela Couso. Existen otras especies de colección, a veces no tan conocidas, que intentaremos descubriros durante los próximos días.

Añadir comentario