Nancy Holt (1938 – 2014) fue una artista norteamericana pionera de Land Art en las décadas de los 60 y 70. Una de las principales características de su obra está relacionada con el modo en que sus creaciones pueden ser observadas. En primer lugar, porque es la aproximación de un espectador aquello que pone en marcha un sutil juego combinatorio -en el que distintas perspectivas dialogan- para así dar origen a la obra misma (una y otra vez).

Resulta mucho más sencillo comprender esto sirviéndonos de algún ejemplo. Tomemos una de sus piezas más conocidas,Túneles de sol (Sun tunnels), una instalación escultórica que Holt ubicó en el desierto de Utah, y cuya finalización tuvo lugar en 1976. En ella, cuatro cilindros de hormigón de cinco metros y medio de largo por dos metros de diámetro, se hallan depositados horizontalmente, trazando una gran «X» sobre la planicie del desierto. Estos particulares túneles están alineados en el sentido de la salida y la puesta de sol, exactamente, durante los solsticios de verano e invierno. Los cilindros se encuentran a su vez perforados en distintos puntos, siguiendo las constelaciones de Draco, Perseo, Columba y Capricornio. Los distintos agujeros de los cuatro cilindros proyectan el recorrido de la luz por su interior, un desplazamiento que varía constantemente dependiendo de la hora, el día o la estación de año.

Como se puede comprobar en las imágenes, el espectador participa en una especie de secuencia infinita de «tomas o lecturas de la obra». Un monumental diálogo a tres bandas entre aquél o aquélla que observa, la obra en sí, y el inabarcable entorno que rodea a ambos: la naturaleza, el desierto, el cielo, la luna, el sol, la luz, las sobras…

Cada 21 de diciembre, al amanecer y al atardecer, la luz del sol se alinea con los túneles para generar una diagonal visual que envuelve al universo y a quien asiste a esa convergencia «mágica» de la luz en la tierra. El gesto recuerda a antiguos ritos paganos que, de esta manera, vuelven (justamente) a la luz… La creación de Nancy Holt pone así de manifiesto la armonía natural del mundo que nos sostiene. Esta sería sólo una de las interminables obras que allí tienen lugar.

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