Salimos de casa en torno a las 9:00 de la mañana en dirección a Ourense, aunque sin un destino fijo. Ya en la ciudad, decidimos hacer una parada para desayunar. Entre cruasanes, cafés, leche y zumos (alguno derramado sobre la mesa por los niños, como de costumbre) surgió la idea: un recorrido por las pasarelas del río Mao, en la Ribeira Sacra.

A nuestra llegada, una niebla cerrada nos impedía ver con claridad el cañón del río Sil. La propia niebla aparecía como un inmenso cauce vaporoso. Seguimos la estrecha carretera que nos conducía hacia la montaña, bordeando lo que por momentos parecía ya un mar blanco. En él nos sumergió el camino. 

 

 

 

 

En poco más de una hora estábamos en la Fábrica de la Luz, dispuestos a comenzar nuestra pequeña ruta por las pasarelas del río Mao.

 

Fábrica de la Luz

En Parada de Sil,  junto a una de las orillas del río Mao, se encuentra la Fábrica de la Luz, una antigua infraestructura hidroeléctrica (de las primeras construidas en Galicia) restaurada en 2011 siguiendo un diseño de Isabel Aguirre.

Este edificio industrial, construido en 1914, es en la actualidad un punto de referencia en el lugar, tanto para vecinos como para turistas. Cumple con varias funciones: albergue turístico, centro de formación, cantina… Junto a él se conserva también maquinaria antigua y un viejo canal.

Es en este punto en donde comenzamos el recorrido.

 

 

 

Pasarelas del río Mao.

El río Mao es uno de los principales afluentes del río Sil.  Nace en la sierra de San Mamede y, tras el embalse de Leboeiro, comienza a encajarse formando un cañón que finaliza en su desembocadura, en Barxacova.

La ruta transcurre en su primer kilómetro por ese cañón, entre pasarelas de madera (rampas y escaleras) que suben y bajan a través de la ladera.

 

 

 

 

A partir de Barcaxova la ruta continúa (PRG-177) hasta recorrer unos 16 kilómetros en círculo. Como los pequeños estaban ya un poco agotados decidimos regresar, aquí, al punto de inicio.

 

 

 

Paisaje y vegetación.

La Ribeira Sacra es un espacio natural que alberga una importante biodiversidad. Su especial microclima crea unas condiciones ideales para el desarrollo de especies vegetales mediterráneas (sí, mediterráneas, habéis leído bien). Como podéis ver en las imágenes, en medio de la vegetación de ribera, entre hiedras, ruscos, helechos y laureles, los madroños resaltan sobre los cañones del río Mao. Y es que esta especie es muy común en la zona, junto a otras como la lavanda, las encinas, alcornoques, olivos, orégano silvestre, arándanos… Una variada vegetación, siempre acompañada de una rica fauna.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al atardecer, después de perdernos por los caminos que rodean el cañón, y de hacer una visita al monasterio de San Esteban de Ribas de Sil, regresamos a casa exhaustos pero contentos y con el propósito de volver a la Ribeira Sacra en unas semanas.

 

 

 

 

Nota: La imagen del interior de la Fábrica de la Luz pertenece a la web http://afabricadaluz.com.

 

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