El año pasado, con motivo de la celebración de los magostos, os hablé en el post Sobre el origen de los magostos de cómo éstos y Samaín son en realidad la misma cosa:

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«Según el antropólogo Manuel Mandianes, el hecho de que la Iglesia católica intentara en su momento suplantar o solapar el Samhain con otro tipo de celebraciones de naturaleza cristiana, no impidió que el pueblo llano siguiera celebrando el festejo original, aunque fuese ya bajo el nombre de “magosto” en el rural gallego. Por este motivo, es posible afirmar que  el día de “Todos los Santos” y el magosto en sí, son en esencia la misma fiesta. Ésta terminó por ser celebrada en dos días distintos y, aparentemente, bajo ceremoniales y liturgias (sociales y religiosas) diferenciadas.

(…) existen una serie de substanciales conexiones entre las castañas, el fuego, las calabazas y el recuerdo a los difuntos en Galicia que se ha ido evaporando a lo largo de los años (incluso con los carnavales!). »

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El Halloween estadounidense ha sido heredado de las viejas costumbres europeas que ya se festejaban en Galicia mucho tiempo atrás. El Samaín llegó a esas tierras en los siglos XVIII y XIX de la mano de emigrantes escoceses e irlandeses, quienes exportaron su cultura y tradiciones. De hecho, la denominación de Halloween tiene su origen en el término All Hallows’ Eve, una vigilia que se celebraba la noche anterior al Día de Difuntos.

 

Uso de las calabazas en Samaín

 

Samaín simbolizaba para los celtas el comienzo de la oscuridad (las noches son más largas) y el momento en donde el mundo de los vivos y el de los muertos se cruzan. Para protegerse de los malos espíritus utilizaban las calaveras de sus enemigos -a quienes habían derrotado y ajusticiado en batalla-,  iluminando su interior (el de estos cráneos). Después las colocaban en los muros de los castros y en los cruces de caminos. En Galicia el cristianismo terminó con esta tradición, que sin embargo continuó en otras partes de Europa.  

En Irlanda se vaciaban nabos y se le colocaba carbón dentro para alumbrar el regreso de los difuntos al mundo de los vivos. Con el tiempo los nabos fueron sustituidos por calabazas esculpidas con formas de calaveras iluminadas con velas en su interior, un concepto que ahora nosotros importamos de Estados Unidos.

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Tal y como ya hemos comprobado en multitud de ocasiones, las más fuertes tradiciones de nuestra cultura están profundamente ligadas a la tierra y a los productos que nacen de ella. En este caso, el de Samaín, a las castañas, los nabos… y finalmente a las calabazas. No sólo por su uso decorativo, también por las recetas que van ligadas a esta época del año.

Nos preparamos, entonces, para la entrada en la oscuridad… ¡vamos dando forma a nuestros amuletos «naturales»!

 

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Referencias citadas en el texto: Artículo de Silvia Pato publicado en La Voz de Galicia.

Fuente imagen portada: Canal Historia

Fuente imagen campo de calabazas: The Garden of Eaden 

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