Seguro que habéis oído hablar en alguna ocasión de los jardines romanos de Villa Medici. Este complejo arquitectónico, contiguo a los jardines de Villa Borghese, fue el modelo escenográfico escogido por Velázquez hacia 1630 para pintar dos de sus cuadros más particulares: Vista del jardín de la Villa Medici de Roma con la estatua de AriadnaVista del jardín de la Villa Medici en Roma. Hoy vamos a mostraros el primero.

Podéis contemplar el cuadro original en el Museo del Prado, pinacoteca que nos informa sobre lo siguiente:

«La obra tiene como tema una combinación de arquitectura, vegetación, escultura y personajes vivos que se integran de manera natural en un ámbito ajardinado. La luz y el aire, como repiten incasablemente los críticos, son también protagonistas de estos cuadros. También se ha insistido secularmente en la voluntad que parece latir en ellos de plasmar un momento concreto, es decir, de describir unas circunstancias atmosféricas determinadas, lo que ha llevado a la teoría de que nos encontramos ante una representación de la «tarde» y el «mediodía», anticipando lo que haría Monet más de dos siglos más tarde con sus famosas series de la catedral de Rouen. Como motivo común a los dos cuadros, Velázquez utiliza una serliana o estructura arquitectónica que resulta de la combinación de un hueco en el centro culminado por un arco de medio punto, flanqueado a ambos lados por sendos huecos adintelados.»

Imagen portada: http://www.panoramio.com

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