¿Qué motivos nos mueven a visitar un lugar? Sin duda, el destino elegido ha de contar con algún tipo de atractivo que nos atraiga especialmente. Pero ¿y si ese motivo estuviera asociado a un determinado periodo del año? No se trataría solamente de un elemento o de un espacio en sí lo que buscaríamos, sino la propia evolución o vida de eso que queremos conocer. El turismo de floración es un ejemplo perfecto de ello: planear nuestras estancias vacacionales en función del máximo esplendor estético de una planta. Obviamente no sólo son flores, también puede tratarse del cambio de color en las hojas, los troncos desnudos… de lo que se trata aquí es de poder contemplar lo deslumbrantes que pueden ser los cambios y la evolución de la naturaleza. Si bien, hoy intentaremos tratar acerca esos viajes que nos permiten contemplar el esplendor de una floración.
Las flores han sido siempre utilizadas como símbolos o iconos a lo largo de la historia y en muy distintas culturas. Son muchas las celebraciones populares en las que se le rinde tributo desde hace siglos. Normalmente están asociadas al inicio de la primavera, como los mayos en la provincia de Ourense o, un poco más lejos, la celebración de San Jorge en Rumanía. Hoy en día la flor es también protagonista porque su comercialización y explotación da lugar a su vez a nuevos destinos, como ocurre por ejemplo, con los tulipanes en Holanda.
En Galicia, el turismo de floración no es una novedad. La camelia es desde hace años uno de los argumentos turísticos de mayor auge, y que incrementa el número de visitantes pertenecientes a ese tipo de viajeros que promueven y respetan el cuidado del entorno natural que visitan. Las camelias gallegas y los jardines que las contienen, ocupan portadas en periódicos y revistas de todo tipo durante los meses de invierno, lo que redunda en beneficio de la propia comunidad como destino turístico de calidad y bien promocionado. Pensemos que el espectáculo de sus flores no sólo puede experimentarse en directo, mediante la visita a un buen número de renombrados jardines de Galicia, sino que son numerosos los eventos que han ido naciendo y consolidándose a su alrededor, así como productos que, elaborados a partir de esta flor, se comercializan en el mercado de los cosméticos, la gastronomía o incluso la moda ( encontraréis más información sobre la ruta de la camelia en el siguiente enlace).
Puestos a imaginar una fórmula de turismo ideal en cuanto a la revalorización de un lugar, el cuidado de su entorno natural, y hasta la distinción que así ese lugar consigue, éste que entrena y promociona a una flor, que la convierte en protagonista, es sin duda un ejemplo extraordinario.
Pues, en lo que a la camelia se refiere, no sólo se “vende”su floración, sino todo lo que ocurre a su alrededor. Es en realidad todo un paisaje florido lo que espera al viajero y es mucho lo que este paisaje esconde… ¿No es el paisaje, al fin y al cabo, una imagen que nos conmueve? Deberíamos decir mejor: un paisaje es toda una experiencia que nos conmueve y que guarda relación con nuestra identidad y la identidad de los demás, es una experiencia que anima a nuestra memoria y que al mismo tiempo llena esa memoria de nuevos momentos memorables.
Dicho todo esto, no debemos olvidar que esos viajes a paisajes floridos han de ser también organizados. Por eso me gustaría aprovechar la ocasión para hablaros de una herramienta que permite una planificación (de la búsqueda del “esplendor floral”) rápida y sencilla. TOP rural nos ofrece una sección muy útil a este respecto. En función de nuestras flores o paisajes favoritos (lavanda, almendro, cerezo, ciruelo, piornos, azahar…. cómo no, camelia) en su web (aquí) encontraremos la información necesaria para su encuentro. Top rural arropa nuestra búsqueda en función del lugar o la época de floración. Si pinchamos en cada una de las especies que indican, nos ofrecen los detalles generales de la misma, dónde encontrarla e incluso señalando las distintas rutas que podemos tomar para llegar al lugar elegido. También nos aconseja sobre cómo disfrutar al máximo de esta experiencia de contemplar una floración en particular… En fin, vale la pena tener a mano una guía de este tipo para perderse por el país.
Y ya para finalizar, por el momento, este post, otro consejo que agradeceréis: probad a repetir el mismo viaje en fechas alejadas de los períodos de floración… disfrutaréis del contraste. No será en modo alguno decepcionante, pues lo que os recibirá en ese momento es el mismo paisaje con otra de sus pieles. Una experiencia nueva que, por otro lado, no dejará de recordaros lo extraordinario que fue viajar «obligados» por el nacimiento de una flor.
Nota: La imagen de portada pertenece al National Trust y nos muestra el espectáculo florido de las campanillas de invierno en uno de sus jardines. Podéis ver al respecto nuestro artículo «Las campanillas de invierno en los jardines ingleses» pinchando aquí.