“El aprendizaje en el contexto del jardín, así como el descubrimiento de los innumerables beneficios de la jardinería a cualquier edad, repercute en la maduración de una conciencia ecológica colectiva…»
UN PROYECTO DE LA ROYAL HORTICULTURE SOCIETY
Dsde el comienzo de la campaña escolar promovida por la organización británica Royal Horticultural Society (RHS) desde 2007, 12.000 escuelas e instituciones se sumaron a la iniciativa. Dentro de este proyecto la RHS comprobó, con la colaboración de la National Foundation for Educational Research (NFER) que el impacto de la jardinería en las escuelas aportaba tres importantes beneficios para los alumnos:
1. El plan favorecía la disponibilidad del niño por aprender.
2. Fortalecía la consistencia de la información adquirida.
3. Ahondaba en su responsabilidad.
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Estos beneficios también se extienden al resto de la sociedad, pues los niños son pensadores más creativos, con una capacidad de relacionarse más intensa y en la que los padres juegan un papel decisivo (especialmente durante su aprendizaje o en su vida escolar).
Con semejantes datos nadie debería sobre poner o no una huerta (o zona verde) en el patio de la escuela. También en nuestro ámbito doméstico, pues el espacio disponible no debe ser impedimento para llevar a cabo tal acción: macetas, tierra, semillas y una ventana podrían ser un buen comienzo.
Por si todo esto no fuera suficiente, me gustaría añadir otros beneficios interesantes, asociados a los anteriores, y basados en mi propia experiencia con los niños:
- Interiorizar el respeto por la naturaleza. No es lo mismo ver y que te cuenten que hacerlo con tus propias manos. Cuando nos implicamos en algo des esta manera, con la práctica, nos encariñamos y responsabilizamos de él. Esto también conlleva su defensa.
- Fomentamos los hábitos saludables. No hay nada que haga más ilusión que comernos nuestras propias frutas o hortalizas!
- Juegos con elementos naturales. Mientras ajardinan también están jugando. Y lo hacen con los mejores elementos: maderas, tierra, hierba, semillas, plantas, agua…
- Conciencia sobre los cambios estacionales y el paso del tiempo. No todas las especies pueden plantarse en la misma época. Además, cada una de ellas posee su propio ciclo y un tiempo específico para completarlo.
- Ejercicio físico y desarrollo de los sentidos. Ajardinar implica movimiento, tan necesario para los niños, sobre todo en edades tempranas. También la estimulación del tacto (manejando diferentes texturas), la vista ( diferentes formas), el oído (los sonidos de la naturaleza), el gusto y el olfato (a través de las plantas culinarias y aromáticas).
- Cursiosidad y aprendizaje. El jardín y la huerta ( podríamos extenderlo a la naturaleza en general) son escenarios ideales para aprender botánica y estimular la curiosidad de los niños por las plantas y los animales.
- Frustraciones y satisfacciones. Según que planta, a veces el cultivo nos da más de un quebradero de cabeza y no siempre sale bien. Pero también ocurre el caso contrario, la satisfacción que se siente por los éxitos conseguidos.
Espero que a partir de la lectura de este artículo, os animéis, si es que aun no lo habéis hecho, a iniciar a vuestros hijos (y a vosotros mismos) en el mundo de la huerta y el jardín.
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