Comienza el año con nuevos planes para la huerta y el jardín. Hoy me pongo manos a la obra (más bien manos al lápiz y al papel) con el fin de darle forma al diseño de un nuevo espacio. Esta vez, con invernadero incluido.

 

 

Hasta ahora había optado por el sistema de cultivo paredes en crestall. La característica más salientable de este método, ideado por Gaspar Caballero, consiste en depositar el aporte orgánico sobre la tierra, sin mezclarlo con ella. Dividí la huerta en cuatro bloques de 3 x 1,5 metros en los que planté diferentes asociaciones de plantas, siguiendo el Manual práctico del huerto ecológico de Mariano Bueno, con muy buen resultado (podéis ver las asociaciones de plantas en el post «Experimentando en la huerta: el mes de abril»). Aporté estiércol de oveja (aprovechando que tenemos cuatro) y sobre él hojas de roble (que más tarde sustituí por hierba seca).

Llegado este momento, en el que he decidido reubicar mi huerta-jardín, estoy barajando la idea de crear una huerta con forma de espiral. La Fundación Galicia Verde (os hablé de su feria de semillas aquí) aconseja en su web la utilización de esta fórmula, principalmente porque ofrece mayor variedad de microclimas que una huerta configurada por bancales rectos, un aspecto interesante para obtener una producción intensiva, orgánica y estable.

 

 

Desde la web de la fundación nos describen punto por punto cómo realizar este trabajo: medidas, organización y creación de los bancales, rotaciones… Aunque también nos facilitan otro tipo de datos muy interesantes para la huerta y el jardín como asociaciones de plantas, trabajos a realizar mes a mes (teniendo en cuenta la luna)…

La cuestión, entonces, es elegir entre huerta clásica o en espiral…  Espero decidirme en breve. Os mantendré informados.

¿Hay por ahí alguien que haya probado los dos tipos de huerta y pueda aconsejarme?

 

 

Fuente imagen huerta espiral: Fundación Galicia Verde.

 

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