Para la obra de arte de los viernes de hoy, un óleo de Camille Pissarro.

El trazo impresionista abre el sendero que seguimos en un frondoso bosque. Los ocres empastados nos dicen que caminamos en otoño y el azul velado por las nubes, que la tarde es tremendamente placentera. Qué intensa puede ser la experiencia que una pintura es capaz de ofrecer. Pissarro nos deposita en medio de (así queremos verlo) un auténtico paraíso. Las hojas ondulantes, movidas tanto por el aire que imaginamos como por las manchas que vemos… Un camino que en las arrugas en sombra de su superficie conserva la helada como una costra de frío, como un recuerdo de la noche que se ha dejado atrás y que se desvanece, un rumor de su crujido…

Apetece mucho permanecer aquí, demorarnos un buen rato en la obra… o quizás salir a buscar esos mismos instantes en nuestros bosques gallegos. Que elija quien pueda.

Buen fin de semana.

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