¿Qué ha pasado con los campos de calabazas de Hawkins en este retorno de la serie? El jefe Hopper supo reconocerlo, se trata de un síntoma, una erupción en la superficie de un peligro «subterráneo». El Mundo del revés no fue destruido por completo en la primera temporada, ahora vuelve a arrojar su sombra y este de las calabazas podridas es solamente uno de sus primeros síntomas. La idea aparece insistentemente en muchísimas obras de ficción, y especialmente en las de corte fantástico o de terror: la naturaleza -aquí de manera especial el bosque– como reino de lo sobrenatural, por contradictorio que pueda sonar; también como sismógrafo de los daños que la humanidad comete en su entorno, así como de las consecuencias que esos mismos daños traen consigo (tarde o temprano)…

 

 

Esta misteriosa reacción en los campos de calabazas se nos muestra, como decimos, al inicio de segunda temporada de Stranger Things (recientemente estrenada). La serie, como es sabido, realiza un continuo homenaje a un buen número de películas y series de televisión norteamericanas de los años 80. Su historia, que ahora se alarga y bifurca, se desarrolla en la ciudad ficticia de Hawkins y en los bosques que la rodean. Ahí está la excusa que hemos elegido para hablar en Galician Garden de ella: ya que los bosques, junto a los jardines, son lo nuestro ¿qué os parece si hoy hablamos aquí de síntomas sobrenaturales y bosques encantados, aunque se encuentren un poco lejos de Galicia?

Todo comienza cuando en noviembre de 1983 Will Byers, el protagonista de la serie, se topa con el Demegorgon en Mirkwood, el punto de unión entre las carreteras Cornwallis y Kerley, rodeando al Laboratorio Nacional de Hawkins. Esa es la primera referencia al bosque de la serie, el nombre de este cruce rodeado de árboles está inspirado en el de un bosque de la antigua mitología nórdica (Myrkviðr). Quizás os suene también porque en El hobbit y en El Señor de los anillos, de J.R.R. Tolkien, se hace mención, al parecer, a un bosque homónimo.

 

 

Este tipo de localizaciones, en los bosques, son una clave fundamental en el desarrollo de la serie. En buena medida por el motivo que sugeríamos al inicio de este post. Por entre su frondosidad se oculta el l desaparecido Will o el propio monstruo Demegorgon. E incluso, al bosque está también profundamente vinculado el personaje de Eleven, otro de los protagonistas imprescindibles: «emboscada» se encuentra una y otra vez esta pequeña niña con poderes extraordinarios, siempre vagando y hasta hallando un refugio temporal que para ella cuida el jefe Hopper. Es el bosque, inicialmente, el único testigo de esta inesperada adopción.

 

 

Pero más allá de lo que la historia de Stranger Things nos cuenta, y como suele ser habitual, este bosque misterioso se corresponde en la realidad con no una, sino con varias localizaciones. Se trata de Stone Mountain Park, en el Georgia International Horse Park en Conyers, o de Bellwood Quarry, en Westside Reservoir Park, a las afueras de Atlanta.

 

 

Los creadores de la serie toman estos espacios naturales y en ellos ambientan toda esta fantástica historia de ficción. Seguro que no somos pocos los que desearíamos poder conocer, personalmente, estos escenarios. En el fondo de nuestra imaginación, de una manera caprichosamente infantil, soñamos con poder descubrir en ellos también indicios, señales de eso que ocurre en la pantalla. Quizás no sea difícil experimentarlo, en realidad, pues la naturaleza suele guardarse siempre infinitas sorpresas que están siempre por encima de nuestras expectativas. Esto lo puede asegurar cualquier amante de la naturaleza y de los jardines. En esos bosques, con toda seguridad, se esconden muchos aspectos asombrosos… basta con recorrerlos teniendo en mente las escenas inolvidables de la serie (y pasar entonces un poco de miedo o de fascinación, vosotros elegís).

 

Fuente imágenes: t13.cl ; bustle.com ; thatdandyboy.tumblr.com ; slashfilm.com ; cnet.com ; nationsinn.com ; medium.com

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