Comparto desde nuestra web parte de un artículo muy interesante, escrito por Miguel Anxo Murado en La Voz de Galicia. El escritor lo tituló «Elogio de la camelia», y en él nos cuenta un dato muy curioso sobre la simbología abolicionista en Brasil de esta flor tan nuestra.
«Hacia finales del siglo XIX, cuando todavía había esclavitud en Brasil, los abolicionistas tenían por símbolo secreto la camelia. Esto era así porque uno de ellos, un fabricante de maletas portugués llamado José de Seixas Magalhaes las cultivaba en su jardín del Quilombo de Leblon con la ayuda de esclavos huidos. Y luego las repartía entre sus correligionarios. La camelia, que, como se sabe, apenas tiene aroma, desprendía allí el más embriagador de todos, que es el de la libertad. Con el tiempo, la flor rebelde llegó incluso hasta los jarrones del palacio imperial en Petrópolis, donde los abolicionistas habían convertido a su causa a la princesa regente Isabel, A Redentora, que a veces se mostraba en público con una camelia prendida en el vestido, como un guiño. Y cuando finalmente firmó ella misma la Ley Áurea que liberaba a todos los esclavos de Brasil, lo hizo con la pluma de oro que le había dado Seixas Magalhaes y esa tarde recibió una última camelia cultivada en su jardín del Quilombo de Leblon.»
La flor, efectivamente, servía como código de identificación entre los abolicionistas y, sobre todo, en casos de acciones peligrosas o ilegales, auxiliando fugas o consiguiendo escondites. Un esclavo identificaba a sus aliados porque éstes solían llevar una flor de camelia junto al corazón. Se dice que algunos pies de camelias de esta época todavía se conservan en algunos jardines, uno de ellos, el de la Fundación Casa de Rui Barbosa de Río de Janeiro, propiedad de Rui Barbosa de Oliveira, un importante escritor, jurista y político brasileño defensor de la abolición de la esclavitud en su país.
Como complemento, os dejamos un vídeo de la canción «As camélias do Quilombo do Leblon», que Caetano Veloso y Gilberto Gil cantan en su honor.
Podéis leer el artículo completo de «Elogio de la camelia» pinchando aquí.