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En cuanto traspasas la verja de su entrada experimentas la certeza de hallarte en una atmósfera diferente, exótica; como si de inmediato nos encontrásemos en otro país. Y sin embargo, durante la primera ocasión en que visité este lugar tuve, al mismo tiempo, la sensación de que el jardín me acogía de una manera especial. Me sentí arropada, como en casa. Supe, sin lugar a dudas, que este no era un jardín convencional. Efectivamente, no lo es ni por la historia que lo originó ni por su evolución y funcionamiento. La cabaña, situada en su centro y rodeada por un estanque, acentuaba esta sensación de extraña familiaridad en un espacio tan exótico. También lo hacían la multitud de pequeños (y no tan pequeños) elementos, construcciones y objetos, apéndices decorativos y de trabajo… que me iba encontrando a lo largo del recorrido. Con estos elementos, escanciados por todo el jardín, el aire informal y doméstico del conjunto se redobla.

 

El origen. La colección botánica del jardín fue comenzada por Francisco de Sales Covelo (Vigo, 1931-2001), el paisajista autor y propietario de la finca. Él mismo plantó y experimentó con buena parte de las especies arbóreas y arbustivas de este lugar. Allí vivía y trabajaba inmerso en el cuidado de las plantas, vendiendo algunas de ellas al público -en su vivero- y trasladando otras a los jardines que diseñaba y ejecutaba para propietarios públicos y privados. Sales Covelo desarrollaba su trabajo en el ámbito de la horticultura, además de hacerlo también en el de la pintura o la arquitectura.

 

 

A su muerte, se constituyó lo que hoy conocemos como la Fundación Sales, entidad que se hizo cargo del jardín y que continuó la labor de su creador hasta el día de hoy, manteniendo en buen estado las especies que ya existían e incluyendo nuevos ejemplares a su abundante colección. Algunos de ellos son Metasequoia glyptostroboides o Corymbia ficifolia. Los helechos, Dicksonia antárctica y Dicksonia squarrosa, Woodwardia radicans, Cyathea cooperi. Fósiles vivientes como Wollemia nobilisTaxodium distichum… palmeras, así como árboles y arbustos que destacan por sus flores. Y de obligada mención son sin duda sus impresionantes nenúfares gigantes Victoria regia y Victoria cruziana, fruto de la colaboración de la Fundación Sales con Carlos Magdalena, director de acuáticos en Kew Gardens. De su floración podemos disfrutar y aprender todos los veranos, una oportunidad única en Galicia.

No puedo terminar estas notas sin recordar y agradecer el importante trabajo que llevan a cabo los actuales responsables de la Fundación Sales en materia de educación ambiental. La organización de diversos talleres, cursos, charlas… enfocados a niños y adultos son ya una constante a lo largo del año. Gracias a ellos, el aprendizaje científico y humano están garantizados en el jardín de Sales año tras año.

Si os animáis a visitar este jardín de Vigo, debéis saber que también cuenta con una pequeña tienda donde encontrar artículos únicos como los populares rosales ingleses David Austin o las kokedamas de Kiare. Aunque por mucho que yo pueda describirlo aquí con mayor o menor acierto, lo ideal es siempre que podáis descubrir este jardín excepcional personalmente.

 

Revista Xardín Galego- Agaexar nº13 – Primeiro trimestre 2019

 

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Aquí tenéis algunos artículos donde podréis encontrar información e imágenes del jardín de la Fundación Sales:

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Aprender a mirar, aprender a sembrar. Así fue el Green Friday de la Fundación Sales.

Sobre Francisco de Sales Covelo, el autor del jardín de la Fundación Sales

Notas sobre el jardín de la Fundación Sales

 

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Comentarios

  • febrero 5, 2019

    Es un Xardin preciosa con historia y mucho corazon

    • galicianGarden
      Responder
      febrero 13, 2019

      Así es! Y creo que precisamente eso es lo que le aporta tanto encanto al jardín.

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