¿Qué niño no ha soñado con tener una casa en un árbol? Y por árbol podemos tomar el bosque entero. Creo que existe en ellos, en los niños (a quienes el bosque descrito en este libro define como «pájaros sin plumas que no cesan de jugar»), una innata relación con los árboles que, los mayores, solemos ignorar. El bosque les ofrece cobijo (con o sin cabaña), juego, nuevos descubrimientos, conocimiento, salud… Reúne un compendio de características positivas que los beneficia en todos los aspectos de su vida, incluso en cuanto a generar experiencias y buenos recuerdos en la naturaleza que, por un lado, los haga más sensibles a su cuidado y, por otro, los prepare para la edad adulta. Ya lo dice Elsa Punset, refiriéndose a Joaquín Araújo (artículo de El País de esta semana): » Somos como somos porque fuimos bosque, somos bosque que bajó de las ramas y echó a andar. Somos tierra que camina”. La literatura de naturaleza enriquece este tipo de experiencias, o más bien deberíamos decir que nos hace recapacitar sobre la verdadera realidad, el hecho de que somos bosque. Y es Arbolidades un ejemplo perfecto para ello:
Hay un bosque en mi casa.
Por las noches
lo puedo oír aullar en el estante,
alular en las cerchas,
graznar en la tarima,
relinchar en puertas y ventanucos,
bisbisear después, en la guitarra.
Como una hoja en medio de un pequeño remolino de viento, los poemas de Arbolidades y a las ilustraciones que los acompañan, mecen nuestra lectura a través de árboles, pájaros, pequeños mamíferos, diferentes fragancias, sonidos, colores… El libro se abre en medio de una danza entre estaciones y los procesos que llevan asociados, como la caída de las hojas, la dispersión de las semillas, la floración o la llegada de los frutos.
Un remolino juega
con la hojarasca de otoño,
y las hojas,
lazadas, vuelan y suben:
quieren volver a las ramas,
desnudas ya, del aliso.
Siempre es buen momento para sumergirse en un libro como éste pero ¿por qué aplazarlo? Os animará e inspirará desde este mismo verano a explorar vuestros bosques en busca de esas experiencias de las que os hablamos al inicio del post. Y como último consejo, os recordamos 12 bosques de Galicia que no te puedes perder, espacios en los que podréis poner en práctica las enseñanzas de Arbolidades.
El escritor del Arbolidades, por cierto, es David Hernández Sevillano. Comparte ilustradora con Bichopoemas y otras bestias, del que también os hemos hablado aquí: Maite Mutuberria. Edita Kalandraka.
A TENER EN CUENTA:
El libro está disponible en la página web de Kalandraka y en lengua castellana.
Edad recomendada: a partir de 8 años.
La obra ha sido galardonada con el premio de poesía para niñas y niños «Ciudad de Orihuela» 2019.