Este año, viendo que todo el mundo a mi alrededor se animaba a crear sus propias coronas de navidad, me he dicho, ¿por qué yo no? Y así es que, aprovechando la poda de algunas ramillas del sauce llorón del jardín (habían crecido tanto que molestaban el paso por uno de los laterales del mismo), he recolectado también un poco de hiedra, acebo y nos hemos puesto manos a la obra. Si no tenéis jardín cualquier paseo por el bosque puede ser un momento perfecto para hacer acopio de materiales de la naturaleza. Como veis en la imagen, siempre tengo un poco de todo en casa: piñas, hojas secas, escaramujos, acebo, agracejo… ¡hasta rodajas de naranja! En esta época del año lo aprovechamos todo.

 

 

Para nuestra corona navideña hemos utilizado:

  • Un alambre doble.
  • Ramillas de sauce llorón.
  • Hiedra.
  • Acebo.
  • Cordel fino.

La elaboración de la corona no ha sido complicada. Lo primero que hicimos fue doblar en círculo, y un par de veces, el alambre. Éste nos ha servido de guía para ir enlazando las ramas de sauce, que engrosan la corona y hacen la función de esqueleto natural de la misma. Al terminar, el alambre prácticamente no se ve. Si escogéis otro tipo de rama, como por ejemplo el mimbre, podréis descartarlo y utilizar directamente las ramas.

Una vez terminada esta primera parte colocamos, siguiendo la forma curva de la corona, la hiedra y el acebo con sus frutos rojos. Las he ido anclando a la estructura, poco a poco y con cuidado, sirviéndome de cordel fino sólo en algunos puntos, aquellos donde era más complicado sostenerla.

 

 

 

La sencillez de la corona de navidad, hecha con nuestras propias manos, es un valor en sí mismo. Además, el que seamos nosotros quienes trenzamos y matizamos paso a paso la armonía de nuestro adorno, hace que éste se abra al gusto de su creador/aficionado.

Para terminar, podéis añadir un cordel o tela, si optais por colgarla en una puerta o similar. Yo la he colocado en el interior de casa, sobre una antigua escalera de madera.

 

 

 

 

 

Añadir comentario