Light Year (2008) o Ljusår (en sueco, su idioma original), es un documental de Mikael Kristersson filmado a lo largo de más de una década y en una única localización: su jardín de Falsterbo, al sur de Suecia.

Descubrimos este documental en la II Mostra de Ciencia e Cinema de A Coruña, en el año 2009. El film fue finalmente premiado, en aquel certamen, de manera conjunta con la estadounidense Naturally Obsessed de Richard y Carole Rifkind.

 

 

De un modo genérico, podríamos decir que esta película pertenece a una línea de creación documental basada en la contemplación dilatada de un espacio, con la finalidad de que esta atención minuciosa vaya ofreciendo una serie de frutos «argumentales» que posteriormente los autores rescatan y articulan durante el proceso de montaje. A esta característica, hemos de añadir el hecho de que no se trata de un documental convencional con una voz en off que oriente al espectador, sino que las imágenes y sonidos recogidos por el cineasta en este pequeño espacio natural son los únicos elementos que construyen su relato.

 

 

En Light Year se nos permite explorar el jardín de Kristersson en detalle, desde diferentes rincones, en distintas épocas del año (a través de un recorrido cíclico, pues comienza y termina en un precioso día nevado), y a través de las circunstancias de cada pequeño ser que lo habita (o visita): una pareja de mirlos, un carbonero, gallinas, el gato, los niños, los vecinos, una araña, una familia de erizos… En esta obra encontramos un claro ejemplo de cómo un pequeño jardín doméstico es capaz de concentrar una cantidad tan asombrosa de vida, con sus respectivos ritmos cotidianos (que aquí podemos no solo ver, sino también escuchar) y su interacción con el entorno cercano y lejano.

Pienso, a este respecto, en la importante función de los jardines -especialmente en las ciudades- como corredores ecológicos o «autopistas verdes», permitiendo en su conjunto la libre circulación (y no solo) de distintos tipos de fauna y flora silvestre. La riqueza de este jardín que filma Mikael Kristersson, en cuanto a vegetación (la mezcla de especies -y estratos- que originan ese hermoso aspecto asilvestrado) lo convierte en el escenario idóneo para observar ese extraordinario tránsito natural que se nos muestra, así como las «pausas» de aquellos que lo eligen como hogar, ya sea temporal o permanentemente.

 

 

La sinopsis de la película nos describe así el jardín:

El corazón de la película es la soleada huerta. Hacia la calle, en el oeste, hay densos arbustos de lilas; en el lado norte, una casa de madera; un matorral de frambuesas sirve como frontera con el vecino del sur y una exuberante madreselva crece en la cerca del parque en el este. Hay casetas de jardín exteriores, un gallinero, una pared de ladrillos -en la esquina para el compost- y un jardín de aromáticas. El inmenso espino vive codo con codo con el viejo y retorcido manzano. Hay una multitud de pájaros en todos los momentos del año, los residentes, los casuales y los migratorios.

 

 

Os dejamos otro enlace perteneciente al International Documentary Festival Amsterdam (link aquí), donde se realiza una performance en la que se acompaña, con música en directo, a las imágenes del documental. En el video podéis ver la película al completo, aunque en segundo plano.

 

Sobre otros films relacionados con la naturaleza y el jardín:

Rose Lawder: cine experimental y ecológico

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Sobre jardines y biodiversidad pinchad aquí.

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