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¿Quién no ha sufrido alguna vez en su vida un mal de ojo, algún tipo de encantamiento o conjuro mágico de los que provocan que todo salga mal (guiño-codazo-guiño…)? Existe una solución muy gallega a este problema.

Hoy, 30 de abril, os enseñaremos unos «primeros auxilios» contra estas contrariedades esotéricas del día a día: cuando se vaya la luz solar, y antes de que salga el sol del primero de mayo, recogeremos una o varias pequeñas ramas de xesta o retama que colocaremos en nuestra puerta, ventana, coche… es decir, en el lugar que se desee proteger.

Esta tradición popular, muy común en las Rías Baixas y el norte de Portugal, comenzó aplicándose a las cosechas. El nuevo ciclo agrario sería propicio y su producción protegida a través de las xestas, utilizadas como amuleto.

Pero este ritual no es el único asociado al mes de mayo en Galicia. En el artículo Mayo, el mes de las flores os hablamos de todos ellos. Suelen tener en común la celebración de la regeneración de la naturaleza, el incremento de la luz diaria y la llegada de nuevas cosechas.

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1 de mayo, Festividad de Beltane.

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Las tradiciones populares de hoy en día recogen los ecos de otros antiguos ritos y creencias. Por eso, me gustaría recordar que el 1 de mayo coincide con una de las festividades del calendario céltico, Beltane, celebrada en diferentes partes del mundo. Su nombre simboliza la luz y el calor. 

Según Nuria Pereira (de El Correo Gallego) el ritual consistía en lo siguiente:

El 1 de mayo antes de la salida del sol se apagan todos los fuegos de las casas, como símbolo de la ausencia de luz y calor del invierno que ya se va. A continuación justo en el momento del amanecer es cuando se enciende de nuevo. Esta hoguera debía estar formada por nueve maderas de árboles diferentes. Al encenderse comenzaba el ritual de la regeneración de la vida a través del humo, que limpiaba y purificaba la casa y sus habitantes. Había también otras costumbres como la de subir a la colina más cercana para observar la salida del sol para bañarse con sus rayos. Y otras como bañarse o beber en fuentes sagradas y manantiales, donde creían que los rayos del sol habían quedado atrapados durante todo el invierno. Los druidas aconsejaban beber el agua de los manantiales antes de la salida del sol y lavarse con el rocío de esa mañana. Este rocío decían que poseía un alto poder curativo porque era la esencia destilada de la Madre Tierra. Por ello el rocío de la mañana del 1 de mayo se almacenaba y se usaba a lo largo de todo el año para elaborar ungüentos y otras medicinas.

 

 

Y ahora, a esperar que oscurezca para recoger nuestro amuleto… mañana os lo enseñamos!

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