La naturaleza es el mejor escenario para que un niño juegue. En ella su desarrollo se produce de manera saludable, se estimula su aprendizaje a través de la belleza del paisaje, de los animales, las plantas… de la tierra.

Por esta razón, comenzamos con el primer post de una pequeña serie de artículos en los que os facilitaré ideas sobre juegos creativos que, desde mi experiencia como madre, fomentan el contacto de los pequeños con la naturaleza.

Insistimos siempre en que el mal tiempo no puede impedir que salgamos a jugar con los niños (a no ser que éste suponga un peligro para ellos). Unas buenas capas de ropa adecuada para el frío y la lluvia y todo lo demás nos lo dará la naturaleza! Pero siendo realistas, de lunes a viernes, entre la escuela, el trabajo, las clases extraescolares… el cansancio y la falta de tiempo hacen complicado, en tantas ocasiones, salir al exterior y dejamos para el fin de semana tales aventuras. Es en estos casos cuando no viene nada mal tener en casa elementos naturales, no estructurados (sin una función concreta), que favorezcan un juego creativo y sigan avivando esa relación con la naturaleza tan necesaria. Me refiero a piezas de madera, piñas, piedras, bellotas, nueces, conchas de mar… Además, este tipo de materiales resulta muy cálido y ofrece sensaciones muy especiales a los niños como, por ejemplo, texturas u olores.

 

 

Muchos de estos materiales los hemos recogido en el jardín o en algunos de nuestros paseos. Otros son reciclados y algunos (los menos) comprados. En el caso de estos últimos sólo os mostraré los que han funcionado muy bien como complemento ideal a los primeros.

 

 

No niego que este tipo de «juguetes» no siempre son los que llaman más la atención de los niños en cuanto los ven. Pero sé a ciencia cierta que su utilidad y el interés por ellos se mantiene durante más tiempo. Es decir, siempre, en un momento u otro, terminan por ser utilizados, hasta tal punto que llevan años en nuestras estanterías. Con ellos los niños han desarrollado multitud de juegos diferentes que han ido variando a medida que han crecido.  Les han dado miles de utilidades distintas que ahora paso a comentaros.

 

CESTAS CON MADERAS, PIEDRAS, PIÑAS Y PALOS (entre otros).

Nunca se sabe cuándo uno de estos elementos será imprescindible para dar comienzo a un juego.  Alimentos para ricas comidas, objetos decorativos a la venta en una tienda de lo más «chic», o simplemente para tocar, mirar y finalmente clasificar. Siempre están ahí, para lo que podamos necesitar. A veces forman parte de la mesa de estación de la que ya os hablé en el blog.

 

 

LANA Y TELAS.

Un recurso que utilizan mucho en casa los niños, sobre todo los pequeños, son las cuerdas y cordones de lana. Cada cierto tiempo realizo a ganchillo «caracoles» ( así los llamaban en la escuela waldorf de infantil a la que acudimos durante algún tiempo), o hacemos juntos trenzados de lana. No pueden faltar en casa. Los atan y desatan en sillas, entre cajas de cartón… haciendo coches, poniendo límites a sus casas… para ellos son indispensables. También lo son las telas que funcionan como manteles, capas de superhéroes, mantas o vestidos.

Siempre que podemos intentamos que tanto lanas como telas no sean sintéticas.

 

 

BLOQUES Y CAJAS DE CARTÓN.

En una esquina de casa tenemos siempre varias cajas de cartón de diferentes tamaños que vamos renovando cada cierto tiempo. Como os imaginaréis, dan mucho de sí. Dependiendo de sus dimensiones pueden ser utilizadas como recipiente, como mesa o como medio de transporte. Y aprovechando que hablo de cartón, quisiera recomendaros unos bloques de cartón encajables que ya tenemos desde hace años  y con los que han jugado ( y siguen jugando) casi a diario: los «GIGI bloks». Se comercializan en dos tamaños distintos y pueden pintarse.

 

BLOQUES, CAJAS Y TABLAS DE MADERA.

También nos encantan las cajas de madera. La mayoría son recicladas. Sirven como recipientes para pequeñas piñas, arena, semillas o harina. Reutilizamos pequeñas tablas de madera, aprovechando cualquier ocasión para hacernos con algunas.

 

 

Como complemento hemos comprado ya hace unos años el arco iris de madera de Grimm’s y recientemente una tabla curva de equilibrio. También los típicos bloques de madera para construir que pueden adquirirse en cualquier tienda de juguetes, las placas de madera KAPLA o los Trígonos (¡todos un éxito!).

 

 

 

 

Y más allá de todo esto, tenemos siempre a mano algunos libros sobre naturaleza. Especialmente, cuando jugamos con hojas de árboles (nunca se sabe cuándo puede aparecer una duda sobre el árbol o arbusto del que proceden). Tampoco faltan pinturas y, por supuesto, pequeños sobrantes de madera, retales de fieltro u otros material muy manipulables.

 

 

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