Ya he perdido la cuenta del número de veces que he visitado el Pazo de Oca, prueba de que el jardín «engancha» a sus visitantes. La nobleza y armonía de sus formas conservan el aroma de su origen aristocrático pero sin dejar de ser distante, todo lo contrario, la vegetación me envuelve y me ofrece recogimiento. Durante la visita, y en cualquier época del año, fluye, para mi, una atmósfera de ensoñación cinematográfica, (especialmente en la avenida de los tilos) aunque supongo que influye en este pensamiento el saber que en Oca se ha filmado más de una película.
Dejando de lado mi particular opinión (seguiría extendiéndome sin parar!), me gustaría describiros el contexto geográfico e histórico del pazo así como el diseño del jardín.
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Contexto histórico y geográfico.
El Pazo de Oca se sitúa en la comarca del Valle del Ulla, en una zona perteneciente al ayuntamiento de A Estrada y a unos treinta kilómetros de Santiago de Compostela (Podéis ver las coordenadas de su ubicación precisa en nuestra guía de jardines).
Oca nace a partir de la reconstrucción de un edificio militar, emprendida a mediados del s. XV por Álvaro de Oca. En 1575 la propiedad pasó a manos de la corona real, hasta que en 1586 fue adquirida por María de Neyra. Durante varios siglos, distintos descendientes de aquella familia fueron heredando este mayorazgo, hasta llegar al ducado de Medinaceli. Tras la constitución en 1978 de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, Oca pasó a formar parte del patrimonio histórico de dicha institución. Su conjunto, que ha sido declarado como monumento histórico artístico, está formado por tres elementos principales: la capilla, el palacio y sus jardines.
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El jardín
Todos los que conocemos su jardín, y aunque en buena medida sea innecesario el «apodo», coincidiremos en que no es una exageración que sea conocido como el «Versalles gallego». Oca contiene, sin duda, una de las joyas de la jardinería del país. Su jardín, perteneciente a la Ruta de la Camelia, busca un equilibrio entre la libertad de crecimiento de las especies vegetales y su control. Esta armonía también aparece entre los dos estilos que han dominado su evolución, el francés y el inglés. Una de las variaciones más interesantes se produjo hacia finales del siglo XIX, cuando fue contratado François de Vié para transformar el jardín al estilo inglés. Años más tarde, en 1920, Ignacio Fernández de Henestrosa, Marqués de Camarasa, decidiría volver a recuperar la línea afrancesada que seguía el jardín originalmente, dejando sólo una parte (conocida hoy como “el bosquecillo”) en la que se reconoce aún la influencia del corte romántico anglosajón desarrollada por Vié.
Independientemente de sus estilos, el jardín contiene diversos espacios organizados bajo una distribución que combina la esencia de cada uno de ellos en relación con el conjunto. El del patio es el primero que nos encontramos tras acceder al jardín. Cuenta con una fuente de granito en su centro, rodeada boj recortado y con dos arriates (también de boj, acompañados de camelias y rododendros).
El boj se repite también en su laberinto, cuyas líneas fueron inspiradas por el diseño del pavimento de la catedral de Canterbury. Está flanqueado por dos cobertizos y por un antiguo invernadero. Tras esta primera parte del jardín existe un espacio de transición formado por cuadros de setos bajos de boj y ejemplares de gran interés botánico como Cryptomeria japonica, Camelia reticulata o Magnolia grandiflora. Los caminos se acompañan de jarros de cerámica.
Y por fin llegamos a la parte del jardín más conocida, la de los estanques. Además de su función “principal”, la del aprovechamiento hidráulico del río Boo, estos estanques sirven de relato bíblico a partir de sus hermosas figuras alegóricas y embarcaciones pétreas. Tampoco falta en Oca una parte destinada a los cultivos hortícolas que se complementa con el huerto de flores. Así, dalias, crisantemos, pimientos, hinojo, guisantes… devuelven a Oca un tipo de cultivo “ecológico” y el papel productivo original del jardín. Los frutales ocupan, por lo demás, gran parte de su espacio, restableciendo la imagen bucólica de los manzanos aparentemente silvestres.
En la “Carreira do Conde” podemos encontrar un denso bosque ornamental, una pradera y su popular Avenida de los Tilos, que comienza con una escalinata y unos bancos orientados hacia al estanque y que termina en una verja que desemboca en el bosque de Guillufe.
Existe también Oca un asombroso Jardín de monstruos, en el que diversas figuras como tortugas o cocodrilos tallados en boj (especie de una relevancia determinante en Oca, junto con la camelia) dialogan con diversas escenas de Alicia en el País de las Maravillas o A través del espejo y lo que Alicia encontró allí. Son éstas un acertado recuerdo a la obra de Lewis Carroll, pues un jardín como el de Oca bien podría servir para acoger una última adaptación cinematográfica de aquel relato inmortal.
Si deseáis visitar el jardín podéis encontrar información sobre la visita en: Pazo de Oca (Guía de jardines de galician garden).
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